Los Cambios destrás de Wall Street.
Cinco grandes tendencias afectan los negocios globales: una profunda revolución tecnológica; la incremental exigencia por estándares cualitativos elevados; una creciente influencia de la geopolítica en la economía; el liderazgo disruptivo de empresas innovadoras; y una volatilidad e inestabilidad sistémica consecuente.
Esto está generando, a su vez, tres transformaciones enormes: los actores más dinámicos de la nueva economía prevalecen sobre el statu quo de los estados nacionales tradicionales; dinámicos “ecosistemas” de alianzas suprafronterizas entre empresas, inventores, financiadores, inversores, prestadores de servicios calificados y creadores de saber aplicado; y una creciente incidencia del capital intelectual, que es el motor más relevante de la economía mundial.
Una cualidad consecuente de la época es la sistematicidad de todo. Incluyendo la volatilidad. Causas y efectos estructurales y coyunturales se cruzan creando realidades complejas (dice el diccionario que algo complejo está compuesto por muy diversos elementos) y también inestables. El ajuste que se observa en las cotizaciones bursátiles en Estados Unidos (y en otros mercados) tiene factores de fondo que aceleran a otros más coyunturales.
Entre estos últimos está el impacto actual de la expansión monetaria y fiscal reciente, que fue un remedio excepcional del que hay que regresar y por el que hay que pagar un precio: la Reserva Federal decidió en mayo la mayor alza en la tasa de interés en 22 años y anticipa continuar la tendencia para regresar de la prodigalidad anterior.
Por ende, mientras los péndulos de la coyuntura siempre vuelven, asistimos a transformaciones técnicas propias de la globalización de todo, que modifican resultados en muchos negocios. Se mezclan, así, los ajustes monetarios con los cuellos de botella productivos y logísticos (los impactos operativos del rebote postconfinamientos en Occidente, y los lockdowns actuales en China son una manifestación de ello), en medio del alza en precios de commodities alimentada por la guerra en Ucrania (que, según Thomas Friedman, es la primera guerra “mundial” porque genera consecuencias sociales y económicas en todos los continentes).
Mientras tanto, otros movimientos menos “macro” están influyendo en los resultados de compañías. La provisión de microchips no sólo está sobredemandada por el rebote productivo sino por una emergente tecnologización de sectores que hasta hace poco tiempo utilizaban menos insumos electrónicos.
La oferta de transporte naviero está afectada por la sobredemanda, pero también por un recambio en algunos buques. Y el gasto en muchos consumidores estadounidenses está cambiando a 30 meses de iniciado el Covid-19 y afectó la relevancia relativa de ciertas industrias.
A la vez, el fortalecimiento de los bonos del Tesoro como refugio ante turbulencias muda algunas preferencias de inversores: en los Estados Unidos, 1 de cada 5 personas ahorra en acciones y el efecto riqueza (o su opuesto) opera como procíclico.
Se mezclan, así, distintas causas de volatilidad: coyunturales por un ajuste inevitable, contextuales por debilidades en los marcos de referencia. Dice José María Peiró en Psicología de la Organización que hay 4 elementos críticos para evaluar un mercado: su estabilidad, su complejidad, su aleatoriedad y su acceso a recursos. Hoy los cuatro factores parecen estar bajo presión.
Por Marcelo Elizondo
Fuente: Clarín