El país vecino ocupó el quinto destino de colocaciones, muy por debajo de su lugar histórico. La solución del gobierno de Milei no convence al mercado.
Barreras, obstáculos, debilidades…las formas de calificar la situación varían según el interlocutor consultado, pero todos coinciden en lo mismo: el 2023 fue un año negativo para los exportadores uruguayos que colocan sus bienes en Argentina.
El impacto vino de la mano de la seguidilla de medidas que tomó el entonces gobierno de Alberto Fernández, con Sergio Massa como ministro de Economía, y que fue reduciendo cada vez más los márgenes para las importaciones en general, con un claro golpe a las uruguayas en particular.
Así, Argentina se consolidó como el quinto destino de las exportaciones uruguayas el año pasado, con una participación de solo el 5% del total (565 millones de dólares), según el informe anual de la agencia gubernamental Uruguay XXI. En los papeles eso significa un derrumbe del 47% en relación a 2022.
Claro que una parte de esa baja se debe entender en el contexto general de la caída de las exportaciones por la histórica sequía que el Uruguay enfrentó casi todo el primer semestre del año pasado, pero las medidas proteccionistas impuestas por el gobierno argentino empeoraron la situación.
Basta solo con detenerse a analizar la cantidad de permisos de importación de bienes uruguayas que están en espera en Argentina. Mientras que en junio pasado el Ejecutivo de Luis Lacalle Pou los cifró en unos 500, para el cierre del año superaban los 1.200 según datos de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU). Ese número, aclara, es en los hechos mayor ya que no todas las empresas informan esas demoras.
Solo hasta agosto pasado, Argentina frenó importaciones desde Uruguay por 22,5 millones de dólares. Se estima que, anualizado, ese número se elevó al 10% del total de las exportaciones al vecino país.
El plan de Javier Milei no convence ni al mercado ni a los uruguayos
El gobierno del libertario Javier Milei tomó, entre sus primeras medidas, el fin de las SIRAs (Sistema de Importaciones de la República Argentina) y anunció un esquema de importaciones liberado, con apenas un control a fines estadísticos de los ingresos.
La medida, recibida con cierto entusiasmo por la Unión de Exportadores Uruguayos (UEU), fue tomada con mayor cautela por la Cámara de Industrias que la consideró especulativa por basarse en dólares que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) aún no dispone. Alertó además que no resolvía la deuda existente.
Precisamente para saldar esa deuda de los importadores argentinos, el gobierno de Milei ideó un bono, el BOPREAL (Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre), el cual se suscribe en pesos argentinos y tiene vencimiento hasta 2027 (en la serie 1).
El BOPREAL constituye un compromiso de pago en dólares para los importadores con pasivos con sus proveedores y, así, iría despejando el stock de 62.000 millones de deuda comercial.
Sin embargo, el mercado encontró poco atractivo en la iniciativa. La semana pasada, el BCRA ofreció 750 millones dólares y solo fue demandado el 7,6%. En la primera licitación, solo había colocado el 9% de lo ofrecido (u$s 68 millones).
Fuente: Ambito