Un gesto hacia Brasil: acepta negociar una rebaja de aranceles a las importaciones.

Un gesto hacia Brasil: acepta negociar una rebaja de aranceles a las importaciones.
En aras de impedir una «rebelión» en el bloque, se negocia una reducción más pronunciada del arancel externo común, salvando del recorte solo a una cuarta parte de los bienes.
Quid pro quo. La expresión latina sirve para dar cuenta de las discusiones internas que llevan semanas andando entre ministerios, y la negociación que la Argentina, a través de la Cancillería, puso sobre la mesa del Mercosur con vistas a ir hacia una rebaja más agresiva de impuestos que se perciben aquí y en Brasil, Paraguay y Uruguay como parte de la política común regulada por el Arancel Externo Común (AEC).
El pasado 26 de mayo, los ministros de Economía, Martín Guzmán; Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y Relaciones Exteriores, Felipe Solá, se reunieron en la Quinta de Olivos para consensuar una posición común sobre la reducción de los derechos de importación fijados en la unión aduanera, y que vienen siendo objeto de debate dada la presión del brasileño Jaír Bolsonaro y su ministro de Economía, Paulo Guedes, aduciendo una «pérdida de competitividad» por esta política proteccionista.
En abril, y nuevamente bajo presión, el Gobierno ya había aceptado una rebaja del AEC en cerca de 1900 posiciones arancelarias, que dan cuenta de insumos con bajo o nulo impacto en la industria. Sin haber contentado con la propuesta, y ante el riesgo de caer en un impasse o, incluso peor, desembocar en más roces diplomáticos, los ministerios intervinientes trabajan una propuesta más amplia, que implica ceder la protección de ciertos bienes industriales.
En los despachos oficiales reconocen esta propuesta, pero sostienen que ciertos sectores sensibles, y particularmente los bienes finales, quedarán exentos de la propuesta a discutir en los próximos días en una reunión extraordinaria del Grupo de Mercado Común (GMC), la instancia de coordinación periódica. «No habrá cambios en calzado, marroquinería o juguetes», ejemplificaron a este diario.
PROPUESTA OFICIAL
El viraje de posición quedó plasmado por el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Jorge Neme, quien el viernes admitió que «la Argentina tenía una propuesta de convergencia en el 25% del nomenclador y, trabajando en conjunto con los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, alcanzamos una convergencia del 75% , restando un 25% a resolver con nuestros socios». Neme subrayó que el Gobierno busca «no afectar los bienes finales, resguardar la competitividad industrial y así no afectar a los sectores más sensibles».
A juicio oficial, este movimiento tendría que conmover la posición brasileña, la más extrema entre los cuatro socios. Si acaso la Cancillería de ese país, operante desde el Palacio Itamaraty, logra imponerse a la lógica ultraliberal de Guedes, el Gobierno conseguiría posiblemente apoyo de este país para frenar la ambición uruguaya de romper el mecanismo conjunto de negociaciones de acuerdos comerciales para ir hacia tratados bilaterales, hoy impedidos por una norma común.
El presidente oriental, Luis Lacalle Pou, ha jugado a fondo con vistas a signar un pacto con China que en los sectores productivos de Argentina y Brasil provoca escozor.
Fuente: El Cronista