Tensiones con los dólares, el gasoil y el gas: se anticipó el invierno.

Tensiones con los dólares, el gasoil y el gas: se anticipó el invierno.
Además de las bajas temperaturas en el país, empiezan a aparecer algunas tensiones cambiarias y energéticas que podrían afectar la operatoria de la industria manufacturera y también al agro.
Además de las bajas temperaturas en el país, empiezan a aparecer algunas tensiones del invierno cambiario y energético.
En el primer frente, las cuentas siguen muy justas y hay un agravante: el FMI, que pide sumar reservas netas. Ayer, el BCRA vendió US$ 35 millones (habían sido US$ 40 millones el martes) y el neto de marzo sigue en positivo, pero va cayendo: apenas US$ 346 millones.
Es un mes estacionalmente muy bueno, o debería, y los precios de las commodities están volando. No sólo eso: ya se está liquidando parte de la cosecha de trigo 2022/2023 que ni siquiera se sembró.
Ayer hubo reclamos de las pymes ante el BCRA por las restricciones en el mercado de cambios. El presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, alertó por el inicio de una retracción en diferentes sectores de la industria provocada por un “parate productivo” en las fábricas pymes, debido al desabastecimiento de materias primas que ya se siente en empresas locales.
“Esta crisis, que empezó a generar un consecuente incumplimiento en las obligaciones con clientes locales, tiene como origen las restricciones al acceso al Mercado Unico y Libre de Cambios (MULC) que impiden pagar importaciones de insumos necesarios para fabricar en el país”, dijeron desde IPA.
“Las pymes están sufriendo la falta de materia prima que no se produce en el país. Y si bien existe un sistema para garantizar el consumo histórico de cada fábrica, que busca evitar un salto en las compras externas ante la escasez de dólares, la comparación con la casi nula actividad en pandemia y con el año pasado, cuando recién se estaba restableciendo con dificultades la producción, muestra un panorama que no se ajusta a las necesidades de la reactivación de este año”, afirmó Rosato.
Rosato alertó que la situación también está generando un efecto no deseado por los funcionarios de Gobierno, quienes impulsaron un proceso de sustitución de importaciones, que quedó virtualmente interrumpido ante las restricciones al MULC debido al desbalance en importaciones de insumos versus productos terminados.
“Las importaciones de insumos para la actividad están en el listado de Licencias Automáticas, mientras que los productos terminados cuentan con Licencias No Automáticas (LNA). Ante las restricciones y la aplicación del cupo para importar, se está dando una dinámica de autorizaciones más ágiles de LNA que de LA, lo que provocó involuntariamente un ciclo de importación de valor agregado”, se lamentó.
El presidente de IPA señaló que el escenario es distinto para el caso de las exportaciones, debido a que los insumos que ingresan al país para producir y venderlo con valor agregado al exterior tienen el beneficio del régimen temporal, ya que las divisas utilizadas para pagar la materia prima se compensan en el corto tiempo con nuevas exportaciones.
“Hay pymes que están concentrando casi el 90% de su producción para vender al exterior, sin tener la capacidad de abastecer al mercado interno, ya que está prohibido utilizar los insumos del régimen temporal para responder a las obligaciones de los clientes argentinos, que se ven obligados a comprar productos en el exterior”, graficó Rosato.
El empresario llevó sus inquietudes ante el BCRA y, según dicen de IPA, las autoridades “se hicieron eco del problema y trabajan, junto a las pymes, en encontrar una solución urgente que no perjudique la producción nacional, de modo de evitar una interrupción en el crecimiento proyectado para todo 2022”.
Gasoil
En el frente energético, aparecen dos preocupaciones: el faltante de gasoil, que ya está pegando en el interior del país y la escasez de gas en invierno.
La falta de combustible, que podría agravarse en abril y complicar la logística de la cosecha gruesa, se debe a que las refinerías locales producen menos gasoil que el que se consume y el precio del importado se disparó. El país trae del exterior el 30% del gasoil que consume. Los quiebres de stock y los cupos son cada vez más comunes en las estaciones más alejadas de los centros urbanos.
“Hace tres meses que venimos avisando por todos los medios que esto iba a pasar. Hoy en las estaciones estamos operando con sistema de cupo, podemos vender 15 litros de gasoil por cliente”, señaló el presidente de Cecha, Gabriel Bornoroni, que midió el atraso del gasoil en 32%.
La UIA con Kulfas
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, afirmó que el Gobierno buscará «coordinar con el sector industrial cómo administrar y optimizar» una eventual escasez de gas y gasoil para el sector productivo, ante la coyuntura de volatilidad de precios y de reducción de la oferta internacional a causa del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
«Argentina necesita comprar entre 10% y 15% de su consumo de gas de invierno, pero cuando tengamos claro esa disponibilidad, el faltante es lo que vamos a coordinar con el sector industrial para optimizarlo y esperamos que sea con el menor impacto posible», dijo ayer Kulfas en una conferencia de prensa en Casa de Gobierno.
El Gobierno recibió la propuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA) de «generar un mecanismos de coordinación en función de la realidad del gas disponible», señaló Kulfas al referirse al dialogo existente con el sector manufacturero en torno al tema.
«El propio presiente de la UIA (Daniel Funes de Rioja) manifestó la voluntad de generar un mecanismos de coordinación en función de la realidad del gas disponible y si eventualmente hubiera faltante poder evaluarlo, ver como coordinar ese momento y cómo priorizar ese abastecimiento de gas», agregó el ministro.
Para 2022, la Secretaria de Energía prevé un complejo escenario a raíz no sólo de los precios del Gas Natural Licuado que importa para completar la oferta doméstica, sino también la menor disponibilidad del recurso a nivel global por la guerra entre Rusia y Ucrania y por la reducción de la producción de Bolivia.
A esto se suma una menor disponibilidad y una alta volatilidad en los precios del gasoil y el fueloil, combustibles que se utilizan para suplantar el gas en las centrales térmicas de generación eléctrica.
Otro elemento es la baja hidraulicidad de las principales cuencas que alimentan las represas hidroeléctricas, por la sequía.
Kulfas explicó que «para anticipar los faltantes de los próximos meses hay que esperar los análisis que tienen que ver con las compras» que concreten la Secretaría de Energía y la empresa Integración Energética Argentina (Ieasa, ex Enarsa).
«En función de cuánto consiga el país y los precios, se podrá tener mayor claridad en cuanto a la disponibilidad», señaló el ministro al plantear que el Gobierno espera «abastecimiento pleno» o en su defecto que «la escasez sea la mínima posible y poder administrarla con el sector».
Sobre las razones de esta probable escasez de gas internacional, Kulfas dijo que «a raíz de la guerra en Ucrania se dispararon los precios de gas, hay escasez y se generó un situación crítica en el mundo».
El país pagó el invierno pasado un promedio de US$ 8,3 por millón de BTU (medida que utiliza la industria) y en los últimas semanas ese valor internacional alcanzó picos de hasta US$ 50, por lo que se espera una fuerte demanda de divisas para poder afrontar esas compras en los próximos meses.
Para Kulfas, como los requerimientos externos de gas no superan el 15% de la demanda total, «el impacto sobre la inflación es una proporción minoritaria, pero relevante».
«No debería ser un impacto significativo -insistió- porque la mayor parte del gas es de producción nacional y ya tiene un precio estipulado previamente», con la implementación del plan de incentivo a la producción.
Fuente: El Economista