La importancia de la agricultura, en especial de granos, en la economía del país está ya fuera de discusión y año a año es mayor, ratificando su condición de sector clave, sobre todo en momentos de crisis como el actual. Este año no solo no fue una excepción, sino que se batieron récords en ingreso de divisas y incidencia en el sector externo, pese a los estragos de la pandemia sobre el entramado productivo.
Según estimaciones del economista Juan Garzón, de la Fundación Mediterránea-Ieral, las exportaciones de granos y sus principales derivados industriales alcanzarán los USD 39.258 millones, récord absoluto de aporte de dólares del sector al país. Esta suma representa el 51% de los USD 76.500 millones que el país exportará en total, el nivel más alto hasta ahora registrado.
El desempeño exportador del sector granario y agroindustrial al cierre del año cobra su real dimensión cuando se lo compara con las cifras de 2020, año en que aportó USD 26.607 millones en divisas. En el año, la actividad ingresó un extra de USD 12.561 millones, un salto de 47,5%, también inédito.
Estas cifras se dieron en un contexto productivo que no fue el mejor: el clima, en gran parte del año, no acompañó. El fenómeno climático de La Niña, que para esta parte del globo significa precipitaciones inferiores a las normales, golpeó con fuerza al trigo y a la soja, sobre todo los lotes sembrados en el norte y el centro del área agrícola. Esto derivó que la producción conjunta de los seis principales cultivos (soja, maíz, trigo, cebada, sorgo y girasol) en la campaña 2020/21 finalice en 123,1 millones de toneladas, 5,2 millones de toneladas menos que en la campaña 2019/20.
En lo que respecta al ingreso de divisas, sostuvo Garzón, “fue un año excelente en el que se alcanzaron récords, que pudieron lograrse básicamente por una cuestión de precios internacionales”.
De hecho, si se compara los valores de los principales granos entre 2020 y el presente año en el mercado de Chicago, se observa que desde el inicio de la pandemia, en los primeros meses de 2020, la soja se ubicó entre los USD 300 y USD 315 la tonelada, hasta que en septiembre superó los USD 350. Pero en 2021 la oleaginosa arrancó en torno a los USD 500, superó los USD 600 a mediados de mayo y después encontró un equilibrio de entre USD 450 y 475 hasta hoy. Algo similar pasó con el maíz: cotizó buena parte de 2020 en unos USD 125 la tonelada, pero en 2021 llegó a superar los USD 300 y hoy cotiza a USD 230 la tonelada.
Según Garzón, eso hizo que durante estos últimos 12 meses todas las cadenas anduvieran bien y los cereales un escalón por encima. El resultado, dijo, fue “un muy buen año: hay récord de exportaciones de 40 millones de toneladas de maíz, el cultivo estrella de 2021 y en trigo se alcanzó un volumen de 12,7 millones de toneladas. En el caso de la soja hay una buena performance, pero no es récord”.
El complejo de cereales que incluye maíz, trigo, sorgo y cebada tuvo un aumento del 54% de ingreso de divisas respecto a 2020: al pasar de USD 8.823 millones a 13.590 millones al cierre del año (+ USD 4.767 millones). Del lado del complejo sojero el crecimiento fue del 45,9%: un extra de USD 7.406 millones, al crecer de USD 16.138 millones a USD 23.545 millones.
Las proyecciones del especialista no arrojan aumentos, pero sostén de guarismos. Sus primeros cálculos prevén un ingreso de divisas de USD 38.867 millones, una merma de apenas USD 392 millones. El complejo cerealero se expandiría 9,3% (+ USD 1.264 millones( y el sojero se reduciría 7,1% (- 1.682 millones).
Maíz
Los cereales estuvieron “un escalón por encima” de los demás granos, en especial el maíz, el “cultivo estrella” de 2021, dijo Garzón. El grano amarillo fue el más producido en el país por segunda campaña consecutiva, desplazando a la soja. Todo indica que 2022 reforzará ese liderazgo.
En la campaña 2020/21 se produjeron 52,5 millones de toneladas de maíz, un millón más que en 2019/20 y 9,4 millones por encima de la soja. Para la campaña 2021/22, que ya comenzó a sembrarse hace unos meses, las diferencias se ahondarán: se espera una cosecha de 57 millones de toneladas, que sería un nuevo récord, según la BCBA.
“Indudablemente, fue el año del maíz”, opinaron desde la Asociación Argentina de Maíz y Sorgo (Maizar, pese al efecto de La Niña, que llevó a los productores a esperar una menor cosecha a la que finalmente se logró. Desde la asociación remarcaron que los precios internacionales “ayudaron a tener el área que tuvimos y la que se sembró este año. Gracias a esa producción se lograron exportaciones récord, que es el camino que debemos seguir”. Además, resaltaron la estabilidad de rindes del cultivo, pese a la inestabilidad climática. La posibilidad de diferir fechas de siembra llevó a que el productor opte por este cultivo.
No obstante lo anterior, vale recordar que 2021 empezó de la peor manera: un cierre de exportaciones por parte del Gobierno nacional, decisión que luego se revirtió, ante el rechazo unánime de todas la cadena. Por eso desde Maizar dijero: “siempre está rondando el tema del cierre de exportaciones o limitaciones. Diferimos desde la asociación con la mirada del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca; creemos que no hace falta llevar adelante ninguna medida que tenga que ver con la exportación, que tiene que quedar permanente abierta, porque nunca faltó maíz en la Argentina”. Actualmente, la exportación se encuentra abierta.
Trigo y soja
Si algo tuvieron en común el trigo y la soja durante 2021, es que ambos cultivos fueron fuertemente afectados por la falta de lluvias, llevándolos a tener considerables pérdidas productivas. En el caso del primero, el analista de mercados de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Javier Treboux, señaló que la escasez de agua de finales de 2020 y principios de este año como consecuencia de los efectos de La Niña golpeó duramente los rendimientos del cereal en el norte y centro del país, dando lugar a una cosecha de 17 millones de toneladas, “la peor de las últimas cinco campañas”.
Para la campaña 2021/22, con la cosecha ya finalizada en el norte del país, prácticamente concluida en el centro y a punto de ingresar en la región sur, la más importante, la suerte parece haber cambiado, ya que los rendimientos recolectados se ubican en muy buenos niveles, por lo que se espera una cosecha con un volumen récord de 22,1 millones de toneladas, señaló Treboux. “Esto va de la mano de un noviembre espectacular, que revirtió completamente la tendencia de calor y pocas precipitaciones de octubre, con lluvias en los momentos justos, que dejaría un saldo exportable de 14,5 millones de toneladas”.
Por el lado de la soja, la seca golpeó en un momento crítico para la oleaginosa, lo que le produjo fuertes pérdidas. Según BCR, se produjeron 45 millones de toneladas en la campaña 2020/21, la segunda cosecha más baja en una década, dejando de lado la del ciclo 2017/18, cuando la falta de lluvias llevaron la producción a unos escasos 35,5 millones de toneladas.
Si bien hoy el clima es más benévolo, y las precipitaciones apuntalan la siembra del cultivo dotando los suelos de una humedad óptima, la tendencia que muestra la actual implantación es, nuevamente, a la baja, resignando área “en manos del maíz, principalmente por un incentivo en precios y la diferencia en derechos de exportación (12% para el maíz y 33% para la soja)”, detalló el analistas de la entidad bursátil. Así, se espera que la superficie caiga una 700.000 hectáreas hasta las 16,2 millones de hectáreas y obtener una producción, lluvias mediante, de 49 millones de toneladas.