Por primera vez en su historia, la OMC será dirigida por una mujer.

Por primera vez en sus 25 años de historia, la Organización Mundial del Comercio (OMC) será dirigida por una mujer.
El Presidente del Consejo General David Walker (Nueva Zelandia) y sus dos co-facilitadores en el proceso de selección, el Embajador Dacio Castillo (Honduras) y el Embajador Harald Aspelund (Islandia) anunciaron hoy, en Ginebra, que Ngozi Okonjo-Iweala (Nigeria) y Yoo Myung-hee (República de Corea), pasaron a la tercera y última fase para definir quién será la próxima Directora General de la OMC.
En la decisión de los miembros de la OMC puede leerse un primer mensaje a quienes cuestionan a la organización –Donald Trump entre los más descarnados- y reclaman cambios que reflejen la nueva realidad global.
Las finalistas
Lentitud y falta de flexibilidad
Si bien la OMC es una de las instituciones internacionales más jóvenes (nació en 1995 como sucesora del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), establecido tras la Segunda Guerra Mundial) y de las “menos burocráticas” de la “familia Bretton Woods” (integrada por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), no ha logrado responder en tiempo y forma a las nuevas demandas.
Los críticos señalan su reacción lenta frente a cuestiones como el comercio electrónico y su falta de flexibilidad para adaptarse a las necesidades de la agenda actual.
Y citan como ejemplo la paralización del Órgano de Apelación (OA), a fines del año pasado.
Tras años de denostar al Órgano de Solución de Diferencias -piedra angular del sistema multilateral de comercio– y bloquear a los candidatos para renovar los miembros del OA, Estados Unidos logró desarticular la instancia que permitía a cualquier Estado miembro denunciar a otro en el caso de considerar que estuviera violando una norma comercial que lo perjudica.
A pesar de haber sido una jugada anunciada, la organización no pudo hacer nada para evitarla.
Efecto colateral positivo
Sin embargo, algunos funcionarios admiten en Ginebra que la embestida de Trump incluye también un efecto colateral positivo: acelerar el debate interno (y la instrumentación posterior) sobre cómo hacer más efectivo el proceso de negociación.
Si se cumplen los plazos establecidos, el 7 de noviembre, la OMC será liderada por primera vez en su historia por una mujer, y sin importar cuál de las dos postulantes resulte la ganadora, también llegará por primera vez al tope de la organización una región del mundo: África o Asia.
¿Señales de cambio?
La institución, que funciona en el Centro William Rappard -un edificio originalmente construido para albergar a la Organización Internacional del Trabajo, frente al lago Lemán, en Ginebra- tiene 623 funcionarios de los que 54% son mujeres pero esa supremacía no se ve reflejada en los puestos de máxima responsabilidad.
El personal profesional representa el 62% de la plantilla (el 38% restante es personal de apoyo) y en esa categoría 45% son mujeres y 55%, hombres (en 2014 esa relación era 42%/58%).
El Presidente del Consejo General David Walker (centro), acompañado por sus dos co- facilitadores en el proceso de selección del Director General, el Embajador Dacio Castillo (derecha) y el Embajador Harald Aspelund (izquierda), se dirigen hacia la reunión de Jefes de Delegación para anunciar el resultado de su segunda ronda de consultas con los Miembros.
El presupuesto de la OMC para 2020 es de 214.701.999,25 millones de dólares.
La organización se financia con las contribuciones anuales de sus 164 Miembros que aportan según una fórmula basada en la participación de cada uno en el comercio internacional.
De ese modo, Estados Unidos aporta 11,69%; China 10,3% y la Argentina apenas 0,36%. Aunque la Unión Europea no está sujeta a contribuciones, si se suma el aporte de sus 28 miembros esa cifra representaría el 33,94% del total recaudado.
Además, la OMC recibe “ingresos diversos” que corresponden fundamentalmente a las contribuciones de los países observadores y los ingresos procedentes de la venta de publicaciones y del alquiler de salas de reuniones.
Lo que viene
Entre el 19 y el 27 de octubre se desarrollará la tercera etapa del proceso que arrancó el 14 de mayo, cuando el brasileño Roberto Azevêdo anunció de modo sorpresivo que dejaría la DG un año antes de lo estipulado.
La troika -integrada por Walker, Castillo y Aspelund- volverá a pedir de modo confidencial a cada delegación, que exprese cuál es su candidata favorita (de la lista original de 8 postulantes ahora sólo quedan dos).
Aunque la cantidad de apoyos que coseche cada una es un factor importante, el dato no es definitivo. En la “recomendación final” de la troika al Consejo tiene un peso especial la distribución geográfica de los respaldos.
¿Cómo está posicionada cada candidata hoy?
Ngozi Okonjo Iweala contaría con el visto bueno norteamericano. La nigeriana se educó en EE.UU. (de hecho además de ser ciudadana nigeriana tiene pasaporte norteamericano y a parte de su familia viviendo allí).
Se doctoró en Desarrollo Económico, fue dos veces Ministra de Finanzas (2003-2006 y 2011-2015) y Ministra de Relaciones Exteriores (2006). En ambos casos fue la primera mujer en su país en ocupar esos cargos.
No es la primera vez que la nigeriana compite contra un coreano para ocupar un cargo de relevancia. Luego de haber sido Directora Gerente del Banco Mundial entre 2007 y 2011, en 2012 se postuló para dirigir la institución. La carrera quedó entonces del coreano Jim Yong Kim.
Hasta hace poco Presidenta de la junta de la Alianza Mundial de Vacunas Gavi (asociación mundial público-privada, con sede en Ginebra, que busca mejorar el acceso a la vacunación, en particular de los niños, contra enfermedades prevenibles que amenazan la vida en los países en desarrollo), ha publicado números artículos y libros, entre ellos “Mujeres y liderazgo”.
Otra pionera
Yoo Myung-hee, actual Ministra de Comercio de Corea, también fue la primera mujer de su país en ocupar ese cargo.
Es reconocida en el mundo del comercio por su conocimiento técnico. A lo largo de su carrera de más de 25 años trabajó en diferentes reparticiones estatales.
En 1995 se encargó de las cuestiones de la OMC en el Ministerio que hoy dirige y luego coordinó las negociaciones para los acuerdos de libre comercio, entre ellos, con China (estuvo acreditada en la embajada coreana en Pekín entre 2007 y 2010).
Hay una coincidencia generalizada respecto de que la creación de la OMC, el 1º de enero de 1995, fue la mayor reforma del comercio internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, buena parte de las chances de supervivencia de la institución tutora del multilateralismo parecen depender de su propia reforma.
A los embates de Trump y la profundización de la guerra comercial entre EE.UU. y China, la OMC suma desde fines del año pasado el duro golpe que el coronavirus propinó al comercio global.
Para encarar la compleja agenda que viene, los miembros decidieron elegir a una mujer.
Y lo que podría ser leído como un simple gesto se transforma en el contexto actual en una luz de esperanza para quienes creen que el multilateralismo es el “menos malo” de los sistemas conocidos y una suerte de seguro de protección para los países chicos.
Fuente: Trade News