Marcelo Elizondo: «En 2022 los precios internacionales estarán más bajos y las exportaciones no crecerán».
En diálogo con El Cronista, Marcelo Elizondo, presidente de la Cámara Internacional de Comercio en el país, analizó las perspectivas del comercio exterior argentino y el impacto de factores externos en una esperable menor disponibilidad de divisas, un dato clave para la economía local.
Culmina un año en el que el comercio exterior argentino volvió a mostrar números positivos, con un superávit comercial en torno a los u$s 15.000 millones cuando estén los números finales, fuerte recuperación de las exportaciones, e importaciones que si bien fueron administradas por el Gobierno ante la evidente falta de reservas en el Banco Central, retomaron un dinamismo que no registraban hace años.
En diálogo exclusivo con El Cronista, Marcelo Elizondo, especialista en comercio exterior, consultor del CARI y titular del capítulo argentino de la Cámara Internacional de Comercio (ICC), consideró que éste fue un año «satisfactorio» en materia de intercambio comercial, sin embargo, esto se debió a factores exógenos excepcionales, que difícilmente se repitan en 2022.
En este sentido, consideró que una devaluación per se no es solución, que conviene cerrar lo más rápido posible con el Fondo porque tiene costos para la economía y a regenerar el clima de inversiones para aprovechar las oportunidades que tiene el país.
¿Qué balance hace del comercio exterior argentino este año?
El balance de 2021 es satisfactorio, vamos a estar con exportaciones por arriba de u$s 76.000 millones después de 10 años que no llegábamos a números parecidos y con importaciones de alrededor de u$s 62.000 millones. No están mal aunque todavía están por debajo de los niveles de hace 4 o 5 años, pero por lo menos retomaron un poco de fuerza. Las exportaciones crecieron casi 40% y las importaciones casi el 50%.
El saldo comercial fue el más bajo del año y hay riesgos para los dólares en 2022
Dicho esto, hay que ver que la base de comparación del año pasado es espantosa, por lo tanto, el salto es relativo. En 2020 el comercio internacional en todo el mundo cayó 5% y en Argentina el 15%. O sea, estamos partiendo de una base en la que rebotar es más fácil.
Segundo, este año tuvimos una enorme cantidad de circunstancias accidentales, como los precios de los commodities, que fueron muy altos y explicaron más de la mitad del crecimiento de las exportaciones del país. El 70% de las exportaciones argentinas son commodities agropecuarios, aun manufacturados como aceites o harinas, y hubo un nivel de precios altísimo que no se puede repetir.
En tercer lugar, se vio un crecimiento/rebote muy fuerte de los principales clientes argentinos que traccionaron la demanda, China, Brasil, la India, la Unión Europea. Es decir, hay un componente que explica el crecimiento de las expo argentinas que no es estructural.
Son como «anabólicos» o factores extra.
Claro, este año estuvo toda la expansión monetaria mundial que debilitó al dólar y llevó los precios hacia arriba, pero eso es circunstancial. Estuvo el componente de precios altos, incluso explicado por todos los cuellos de botella que la economía mundial generó por no poder responder a la demanda que rebotaba por las cuarentenas. Todo eso generó mayores precios, y diría que ahí hay un combo de factores que existen, no son mentira, pero son accidentales.
¿Se puede esperar un 2022 con precios altos de los commodities agrícolas?
Estos factores que mencioné no son replicables. En 2022 el comercio total mundial no va a traccionar tanto. Este año según la OMC el comercio mundial crece 10,8%, y para el año que viene está previsto un crecimiento de 4%.
Además, nuestros principales clientes no van a demandar igual. Brasil este año crece casi 5% del PBI, el año que viene va a crecer 0,5%. En China están revisando a la baja el PBI, está implementando una serie de reformas regulatorias más estrictas, con más intervencionismo, está con muchos problemas geopolíticos, tiene una economía con luces amarillas, sobreinvertida, sobreendeudada, siempre hay un riesgo. China nunca va a dejar de demandar pero no se sabe si va a seguir en la misma situación que este año.
Para el año que viene el elemento crítico es el tema de los precios internacionales. Todo hace suponer que en 2022 habrá una política monetaria de la Reserva Federal (el Banco Central de Estados Unidos) mucho más contractiva y por lo tanto eso va a fortalecer al dólar, hará subir las tasas de interés en dólares.
Eso hace bajar los precios de los commodities.
Claro, por otro lado hace bajar los precios de los commodities. Este año estuvieron altos por la debilidad del dólar y por los cuellos de botella que se generó en la logística, que no dio abasto para la recuperación post cuarentena.
El año que viene esos dos factores desaparecen, por lo tanto los precios internacionales van a estar más bajos. Y a esto hay que sumarle que probablemente, incluso si el dólar se fortalece y la tasa de interés en EE.UU. sube, quizás haya también una devaluación en las monedas de nuestros clientes, por salida de capitales, fly to quality (redireccionamiento de inversiones a plazas más seguras) y eso también nos quita competitividad frente a terceros.
Mi sensación es que el año que viene hay un escenario sustancialmente diferente del de 2021. No me gusta hacer predicciones pero lo más probable es que las exportaciones el año que viene no crezcan en relación a este año. Tal vez den parecido, pueden crecer dos puntitos y hasta pueden decrecer.
¿Mantenerse en torno a u$s 75.000 millones sería bueno, entonces?
Creo que sí. El proyecto de Presupuesto enviado por el gobierno al Congreso, que no se aprobó, preveía un crecimiento de 7,5% de las exportaciones para 2022. Me parece muy ambicioso, por los factores exógenos pero también por factores endógenos. No se sabe qué tipo de cambio habrá el año que viene, si seguirán las dificultades para el acceso de insumos importados, el financiamiento, la situación financiera internacional.
¿De qué depende aclarar ese panorama? ¿Lo primero es arreglar con el FMI?
Si vas a arreglar, cuanto más tarde, es peor. Preferiría arreglar antes porque la certidumbre es un factor muy grande en la economía. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional está como sobrevaluado por la discusión política argentina. El arreglo con el FMI te quita un problema pero no te genera ninguna solución.
¿Vas a volver a los mercados de crédito internacionales? ¿Vas a tener fondos nuevos de parte de organismos multilaterales? ¿Vas a alentar el acceso a inversión extranjera directa? Lo más probable es que no.
Si no arreglas tenés un problemón, generas una desconfianza espantosa, salida de capitales, muy malos mensajes, mala reputación. Ahora, si arreglas morigeraste ese riesgo pero no conseguiste la solución de los otros problemas que son la brecha cambiaria, la inestabilidad macroeconómica, la baja tasa de inversión, no hay financiamiento. Esto hay que arreglarlo por otro lado.
¿Ve riesgo de que el Gobierno apele a una devaluación para ganar competitividad como se hizo tantas veces en Argentina?
La evidencia histórica indica que el dólar alto y caro no garantiza mayores exportaciones. Al revés, lo que garantiza mayores exportaciones es un tipo de cambio en niveles razonables, no necesariamente alto, pero estable y predecible.
Tenemos la experiencia de que en los 20 años que han transcurrido del siglo XXI Argentina y Venezuela son los dos países de la región que más depreciaron su moneda nacional contra el dólar, que más devaluaron, y son a la vez los dos países de la región cuyas exportaciones menos crecieron en términos porcentuales.
El tipo de cambio competitivo no te garantiza más exportaciones si es sólo nominal, lo que se necesita es que sea predecible. Entonces sí, alentas proyectos de largo plazo, que esté acompañada de una macro ordenada por que en comercio internacional necesitas cálculo económico en moneda dura. Si no sabés lo que va a valer el dólar dentro de 3 o 4 meses es muy difícil.
Necesitas acceso a financiamiento para producir, y a insumos importados, necesitas incluso que te funcione bien el mercado local porque compras y vendes en el mercado local como soporte para las exportaciones. De hecho, son las mismas empresas que venden en el país y también exportan.
El ajuste cambiario no te garantiza nada si no está acompañado de estabilización, incluso de orden institucional. Una cosa que no estamos viendo en Argentina y que en el comercio internacional impacta mucho, es que muy a menudo se están modificando las condiciones regulatorias, modifican el Impuesto a los Bienes Personales, te modifican el Impuesto a las Ganancias, Ingresos Brutos, modifican las alícuotas de las retenciones, te impiden pagar deudas en dólares al exterior, te autorizan exportaciones, te las bajan, te ponen un cupo, te restringen el cupo.
Cuando estás todo el tiempo tocando los impuestos, las retenciones, las regulaciones, las importaciones, cambias todo el tiempo el escenario, algo que para un exportador es tremendo. El exportador necesita hacer planes de largo plazo, decide producir, calcula, invierte, se financia, produce, vende, negocia el precio internacional, cobra en dólares, después va al Banco Central y le pagan $100 por cada dólar.
Es imposible que tengas un buen rendimiento con un escenario tan inestable y tan complejo. Se necesita un entorno macroeconómico ordenado, condiciones regulatorias predecibles y simples, y además, una mejor política exterior y menos ruido en el mundo. Si no tenés estas tres cosas, por más que ajustaras el tipo de cambio nominal, no resuelve el problema.
Fuente: El Cronista