Una pyme nació en 2019 con la idea de mezclar ingredientes secos, naturales, sin conservantes; avanzan en nuevos mercados internacionales y con una líneas para combatir la desnutrición
ÓRDOBA.- Molé es una pyme cordobesa que comenzó en 2019 elaborando alimentos 100% de origen vegetal; sus fundadores son dos jóvenes, Matías Osman e Ignacio Cibils, quienes además de los negocios atienden los valores con los que trabajan. Exportan a Japón y Uruguay; hicieron un envío a Chile para explorar el mercado y tienen negociaciones avanzadas con Paraguay, Panamá y Alemania. El objetivo es que, en dos años, las ventas afuera alcancen la mitad de la facturación.
La fábrica instalada en La Calera, donde tiene dos plantas, también es parte del proyecto Alimentum, en el que fabrican alimentos con alto contenido de nutrientes para combatir el hambre. En esa línea están por cerrar un acuerdo para exportar a Perú.
Cibils, encargado de la estrategia de comercio exterior, cuenta a LA NACION que la decisión de “salir al mundo” la tomaron con el convencimiento de que es una “apuesta entendida de que es a mediano y largo plazo”. Comenzaron hace tres años y medio sumando un experto a la compañía y apoyándose en la Agencia Pro Córdoba, a la que define como un “actor clave” en el proceso porque “acompaña en todo lo que es inteligencia comercial y hasta con ayuda económica para viajar y participar en misiones y ferias”.
“Partimos de la convicción de ‘quiero exportar, quiero ampliar mis mercados’ y estamos persuadidos de que para hacerlo no hay que pensar en el corto plazo para no desilusionarse”, enfatiza. Como arrancaron en plena pandemia, los primeros pasos fueron virtuales. El envío inaugural fue a Japón y lo concretaron de esa manera. Recién hace unos meses el importador vino a conocer la planta y “todo fluye diferente”.
Cibils menciona que en sus contactos para los primeros envíos hacen una sugerencia de qué productos enviar en base a lo que mejor venden en el mercado local, pero “siempre” piden una sugerencia al importador. “Incentivamos no mandar mucho, sino ver cómo rota e ir decidiendo. En alimentos aunque las fechas de vencimiento son a un año, es preferible ese camino”, añade.
Por ejemplo, en el caso de Japón optaron por aquellos productos de fácil reconocimiento por el nombre, como los risottos o el falafel y los caldos naturales. Ofrecieron que, además de la etiqueta legal de importación, el packaging fuera traducido. Sin embargo, el cliente japonés “lo quiso en español” porque planteó que “le da una categoría distinta”. Ya preparan una reposición de la primera exportación.
Cibils advierte sobre otra enseñanza que les dejó el exportar “una marca, no un comoditie”: hay que desarrollar la marca con el importador porque “no lo hacen ellos; hay que viajar y acompañar a reuniones; lo mismo que hicimos en nuestro país de origen”.
Después de Japón y Paraguay, Molé realizó un embarque exploratorio a Chile para empezar a “mover la marca en muestras comerciales”. En Paraguay y Panamá ya están los clientes, ya están registrando los productos y en breve saldrá la carga. A partir de la participamos en la SIAL París, una de las ferias de alimentos más grandes del mundo, consolidaron un vínculo establecido con Alemania.
“Para cerrar acuerdos hay que estar en el circuito, cruzarse varias veces con el importador -dice elempresario-. Un “no” suele ser ahora y no en seis meses; hay que seguir los contactos”. En dos años la compañía espera que el 50% de la facturación provenga del mercado externo. “Implica diversificar riesgos aunque también constituye un desafío importante”, sintetiza.
Molé hace comidas deshidratadas que combinan legumbres, cereales, semillas, vegetales deshidratados y condimentos, sin sal agregada, conservantes ni aditivos. El negocio arrancó después de que Osman viera afuera premezclas austríacas: “¿Por qué no fabricarlas nosotros si tenemos todo? Tenemos legumbres y granos. Así que innovamos y contamos ya con una docena de productos”.
A partir del análisis de que el mundo está en una transición alimentaria la oportunidad estaba a la vista para exportar. En paralelo a su línea inicial de negocios, desarrolló “Alimentum” para personas mal nutridas y desnutridas, que se comercializa a empresas y también a los Estados que tienen programas enfocados en ese segmento de la población.
En esos productos también mezclan alimentos secos, cereales con legumbres, y son altos en vitaminas y minerales, aportan micronutrientes. “El foco está en el valor nutricional; fue diseñado para tratar de entrar a canales que atiendan a la población vulnerable en su alimentación -especifica Cibils-. En Córdoba ya se usan para sustituir productos que iban en los módulos alimentarios; para mujeres embarazadas hace tres años que venimos trabajando”.
También de la mano de Pro Córdoba la empresa está por desembarcar en el segmento de las compras públicas internacionales; ya hay avances con Perú. “Además de un negocio es un aporte del ‘para qué’ de nuestra empresa. Creemos que fabricar alimentos nutritivos y que estén en sintonía con nuestro planeta es el valor más grande que tenemos como compañía y estamos alineados en esta idea de que ‘saber alimentarse puede salvar tu vida y la de nuestro planeta”, indica.
En el mercado doméstico tienen un centenar de distribuidores en todo el país y están en las principales cadenas de supermercados y en dietéticas.
Fuente: La Nación