Israel, un mercado superavitario con buen margen para crecer.
La Argentina envía commodities y compra productos industrializados; los alimentos kosher presentan una muy buena oportunidad para vender más a un país que busca principalmente un corte particular de la carne argentina.
Hace unos días el exprimer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ganó las elecciones y contaría con la mayoría para formar gobierno con su partido Likud y los aliados de derecha y ultraortodoxos que le apoyan. Se trataría de la coalición más a la derecha de la historia del país. Los análisis están centrados en la estrategia política que seguirá con Estados Unidos y con Palestina, más que en la gestión económica en la que no se esperan grandes cambios.
Netanyahu fue el primer jefe del Gobierno israelí en visitar la Argentina. En 2017 llegó en el marco de una gira por América Latina a este país, donde vive la sexta comunidad judía del planeta. Según publicó el diario español El País, el entonces presidente Mauricio Macri le entregó una caja con cinco discos duros con 139.000 páginas de documentos históricos argentinos sobre el holocausto, en especial la ayuda que recibieron algunos jerarcas nazis como Adolf Eichmann para esconderse en la Argentina.
El intercambio comercial entre la Argentina e Israel está por debajo del potencial existente. En el primer semestre de este año las exportaciones a ese destino sumaron US$357 millones, 97% de productos agropecuarios y alimentos y las importaciones, US$92,9 millones (33,3% químicos; 24,4% caucho y plásticos; 22,7% maquinarias; tecnología médica y de ópticas, 7,6%; metales básicos 4,8%; alimentos y productos agrícolas 1,8%; productos varios, 4,8%), según datos de la Embajada de Israel en la Argentina. El año pasado, la Argentina le compró por US$136,9 millones y le vendió por US$463,3 millones.
Desde la Cancillería Argentina indican que el comercio bilateral entre la Argentina e Israel es tradicionalmente superavitario; en el primer semestre el saldo positivo alcanza los US$ 114 millones. Los principales rubros de exportación argentinos son carnes, frutas, hortalizas y cereales y, en los últimos años, servicios basados en el conocimiento. Las importaciones se concentran en manufacturas plásticas, productos para la industria química, maquinarias para sonido, óptica, fotografía y medicina.
La Argentina es el tercer proveedor latinoamericano de Israel, país que es el 38º inversor a nivel mundial. En la Argentina, sus intereses se concentran principalmente en los sectores de agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, información y comunicaciones e industria manufacturera.
“Las relaciones comerciales son lo más importante; ambos países podemos aumentar las operaciones -dice a LA NACION el embajador de Israel, Eyal Sela-. Queremos comprarle más a la Argentina; pese a la distancia la producción en contra estación favorece el intercambio. Nuestra tecnología, incluso, puede ayudar en la producción agrícola, en riego y fertilizantes para diferentes cultivos. Israel, con 60 litros de leche por día por vaca, tiene la producción más alta del mundo; puede haber colaboración importante”.
Desde setiembre de 2011 está vigente el Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur e Israel, que Sela define como una “herramienta importante, que funciona bien”. Ratifica: “Queremos aumentar el intercambio y las inversiones; trabajar en conjunto y federalizar los vínculos. Israel es un país que surge de las necesidades; es pequeño, sin agua pero surgieron ideas e iniciativas”.
El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, realizó una visita a Israel acompañado de una decena de gobernadores para consolidar la relación bilateral y el potencial productivo conjunto que pueden desarrollar ambos países que tienen, subrayaron, economías “complementarias”.
Sela, quien asumió hace pocas semanas, hizo una visita a San Juan para participar de la Expo Minería; enfatiza que su país tiene un desarrollo significativo de tecnología para el sector. Por ejemplo, ArgPex es una empresa surgida de la alianza estratégica entre la argentina Argenteo Mining y la israelí Golan Plastic Products; la firma se especializa en la fabricación, comercialización e instalación de sistemas avanzados de tubería para las industrias de minería, petróleo y gas.
Otro factor sobre el que insiste el embajador, es la posibilidad de que Israel colabore en la gestión del agua, práctica en la que es líder mundial. En San Juan, realiza una prueba piloto la empresa Watergen, posicionada internacionalmente en el desarrollo de dispositivos de agua potable atmosférica. Por su tecnología de vanguardia crea agua potable a partir de la humedad de la atmósfera, ofreciendo una “solución efectiva, económica e innovadora”.
Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino-israelí, añade que la entidad impulsó firma de convenios de Mekorot, la compañía nacional de agua de Israel, y las provincias para instrumentar estudios que lleven a un “aprovechamiento óptimo de los recursos para la vida y producción de una forma sustentable”.
Alimentos kosher.
Montoto apunta que los productores de alimentos kosher tienen la “oportunidad” de vender a Israel a través de diversos facilitadores, entre los que se cuenta la entidad. En el caso de las carnes, hay un acuerdo entre ambos países por el que el destino abrió un cupo libre de aranceles para la carne vacuna fresca o refrigerada de 30.000 toneladas anuales.
Israel es el segundo destino de las exportaciones de carnes, detrás de China (77%) con 5,7%. El presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas, Daniel Urcía, describe que solo compra el cuarto delantero, lo que permite integrar ese mercado con el de Europa, Estados Unidos o Chile. Es faena ritual, con certificación religiosa y un proceso de salazón que lo hace más costoso.
Del medio centenar de frigoríficos que exportan, 20 cumplen con las condiciones de faena ritual; el cordobés Logros está por empezar con los envíos a Israel. Brasil, Uruguay, Estados Unidos y Australia también llegan al destino.
El grupo Arcor inició sus exportaciones a Israel en 1974. Ese año, Fulvio S. Pagani y Samuel Botovsky, fundador de la distribuidora Botovsky se conocieron en la feria ISM y comenzaron a trabajar en conjunto comercializando los bocaditos “Holanda” y “Dulcilac”; en 1985 -un año después de su lanzamiento en la Argentina- se presentó el “Bon o Bon” en ese mercado en una formulación especial con certificación kosher.
Marcelo Diez, gerente general de la División Internacional de Arcor, explica que la estrategia fue entrar con un producto líder, como el “Bon o Bon”, que se “adaptara” a la cultura y a los hábitos de consumo locales. Fue una de las primeras marcas internacionales en contar con la certificación kosher avalada por Badatz Igud Rabbanim, con sede en Manchester (Inglaterra).
“Decidimos replicar la estrategia de comunicación que tenemos en Argentina y otros países, que vincula a la marca con las emociones -agrega-. Israel se convirtió en el primer mercado internacional en celebrar la semana de la dulzura, con un producto de edición limitada y una campaña de publicidad en TV, radio, redes sociales y puntos de venta. Su consumo es uno de los más altos del mundo”.
La empresa llega con 200 productos (alimentos, golosinas y chocolates); todo el portafolio es kosher; las ventas de este año “superan” las de pre pandemia, “lo que significa que no solo hemos conseguido recuperar los valores del negocio, sino que también hubo un crecimiento orgánico en el segmento de bombones”.
Pablo Campo, presidente del Clúster de Legumbres y Garbanzos, destaca que el mercado israelí es importante para el sector por su “capacidad de compra”. Señala que si bien en materia agrícola el país se autoabastece no lo hace en cereales y legumbres, que importan.
Repasa que en los últimos años ese mercado “se fue abriendo y simplificando” los trámites de importaciones. “Hay regulaciones y estrictos controles de calidad; las licencias se otorgan por empresas y hay normas incluso para las etiquetas que siempre deben estar en hebrero, además de otro idioma que se use”, añade y advierte que, dependiendo del producto y el momento del año, los aranceles internos que van desde cero al 30%.
La alimenticia Dulcor empezó a vender a ese destino en 2002, dulce de batata, batata con chocolate y membrillo. Mario Riba, director de la empresa, cuenta que también vendieron dulce de leche, pero un fabricante español se quedó con el mercado por tener mejor logística. “Los envíos son, básicamente, para atender a los ‘nostálgicos’ -agrega-. Es compleja la operación porque hay que certificar, cumplir con todas las exigencias y la logística complica y encarece. No llegan buques de gran porte; hay que hacer trasbordos en Brasil y en Centroamérica; a eso se le suman los problemas para importar y que no somos creíbles”.
Sectores con potencial.
Montoto indica que hay “baluartes” argentinos en la industria del conocimiento que son “interesantes” para el mercado homónimo israelí, “donde suelen ver con buenos ojos la destreza académica” local. Sostiene que Israel puede operar como un hub de referencia y, a la vez, obrar como una puerta de ingreso a otros mercados de Europa y de Medio Oriente ya que, a partir de los Acuerdos de Abraham, el país aumentó su comercio Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos.
Hay una creciente participación de empresarios locales en ferias israelíes como AgriTech, HLS (HomeLand Security) Biomed Israel (soluciones tecnológicas aplicadas a la medicina) y Watec (tecnologías hídricas), además de agendas gestionadas ad hoc en diferentes rubros. A la vez, firmas israelíes participaron en la Expo Minera San Juan, Expo Medical y en la Argentina Oil and Gas, donde también buscan ampliar su llegada. Montoto refiere que, desde hace siete años, hay un alza en estas participaciones.
Para el empresario, hay una “agenda de trabajo eficiente” entre los dos países con expresiones que “facilitan al buen clima de negocios”, como la entrega de los Israel Innovation Awards, iniciativa junto al Ministerio de Ciencia y la Embajada de Israel en la Argentina o webinars y cursos en distintos segmentos. Remarca la “innovación” como un tema clave, siguiendo de cerca el caso israelí con su ecosistema de start ups.
Juan López es director del laboratorio israelí Teva, que desembarcó en la Argentina en 2006 con la compra de Ivax SA, cuenta con 180 productos, es el número 14 en ventas en el país y emplea a 420. Se especializa en la producción de sólidos y líquidos y exporta a Chile, Uruguay, México y Perú, además de vender al mercado local; genera el 93% de lo que comercializa en el país.
“Estamos creciendo en producción; estamos tomando la fabricación para Brasil -describe López-. Nunca en la historia hemos sido penalizados por la Anmat; tenemos certificaciones de la planta de todas las autoridades sanitarias de los países a donde llegamos. Es el primer laboratorio del mundo en biosimilares, tiene 53 plantas productoras y 40000 trabajadores”.
El ejecutivo advierte que en el sector la balanza comercial es negativa para la Argentina porque no hay exportaciones desde aquí, aunque entiende que habría posibilidades de laboratorios israelíes ide instalarse en el país, aunque por ahora “no hay nada” avanzado.