Esperanza cerealera: el trigo y la cebada podrían traer un alivio exportador de U$S 4.500 millones.

En el marco de una nueva edición del congreso “Agrotendencias”, realizado por la Federación de Acopiadores, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires realizó su lanzamiento de la campaña fina, con las proyecciones de siembra, cosecha y aporte económico de los cultivos de trigo y cebada.

Y si bien la entidad porteña no tuvo alternativa que reducir su pronóstico de siembra a raíz de las lluvias que siguen sin aparecer, mantuvo una perspectiva optimista en relación a lo que será la campaña fina, debido fundamentalmente a la intención de los productores de recuperarse financieramente luego de lo que fue la pésima temporada 2023/24, y también a que los pronósticos siguen siendo positivos en relación a un cambio en el régimen hídrico a partir de junio.

“De cumplirse las estimaciones de lluvias, tenemos mucha confianza en que se cumplan las proyecciones de siembra. La intención está, nuestras encuestas nos muestran la necesidad de revancha de los productores“, resumió Ramiro Costa, economiste Jefe de la Bolsa de Cereales porteña.

SIEMBRA Y COSECHA
Hace un mes, la entidad en su informe de precampaña de trigo planteó un escenario de 6,7 millones de hectáreas, la segunda mayor superficie de los últimos 22 años.

Como las precipitaciones entre fines de abril y lo que va de mayo siguieron ausentes, redujo ahora su estimación a 6,3 millones de hectáreas, que de todos modos es optimista, porque significa un incremento del 3% en relación al ciclo pasado.

En paralelo, la jefa de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa, Cecilia Conde, dijo que el cálculo preliminar para cebada es de 1,3 millones de hectáreas, misma área que en la temporada 2022/23.

De esta manera, suponiendo que efectivamente las lluvias acompañen sobre todo en el final del ciclo, la producción de ambos cereales alcanzaría a 23 millones de toneladas: 18 millones de trigo (45% más) y 5 millones de cebada (32% más).

APORTE ECONÓMICO
Costa, junto al economista Sebastián Gariboldi, mencionaron también que el horizonte económico del trigo es un incentivo, debido a que pese a que los precios internacionales del grano bajaron, se mantienen elevados en perspectiva histórica, y a la par un insumo clave como los fertilizantes bajaron de precio aún más, lo que conlleva a una mejora de la relación insumo-producto respecto al año pasado.

En este contexto, al analizar cuál podría ser el aporte que hagan este cereal y la cebada, la Bolsa enumeró las siguientes cifras:

U$S 5.427 millones de valor agregado bruto (un aumento del 33%)
U$S 4.545 millones en exportaciones (una suba del 49%)
U$S 1.593 millones de recaudación fiscal (un alza del 27%)
Se trataría así de un verdadero alivio para quien sea que encabece el nuevo Gobierno que asumirá en diciembre, en un escenario de crisis financiera por la falta de dólares.

Asimismo, se trataría de un renacer para la economía agropecuaria que en los últimos meses sufrió uno de los peores daños de su historia por la sequía.

Fuente: Info campo