La situación en el frente externo/cambiario es muy compleja: las reservas netas se encuentran en terreno negativo por más de US$ 11.000 millones, las líquidas en dólares rondan US$ 6.000 millones y el stock de deuda comercial pasó de US$ 30.000 millones a fines de 2021 a más de US$ 55.000 millones en la actualidad.
Sin embargo, la economía argentina contará en 2024 con una mejora de las exportaciones netas de alrededor de US$ 20.000 millones (ver tabla), gracias a la recuperación de la cosecha gruesa (fin de la sequía), mayores exportaciones de litio y menores importaciones de gas en el invierno (gracias al gasoducto Néstor Kirchner que conecta Vaca Muerta con grandes centros urbanos). Además, las primeras medidas de las flamantes autoridades no sólo apuntaron a corregir el déficit fiscal sino también el externo, vía corrección del atraso del dólar oficial y, en menor medida, recesión.
El tipo de cambio oficial (Com. A 3500) saltó de 367 a 800 AR$/US$ (+127%) en la primera semana del nuevo gobierno. Esto implica un Tipo de Cambio Real (TCR) muy competitivo, ya que actualmente supera en casi 70% el promedio histórico. A esto hay que sumarle el mix de liquidación del dólar exportador (80% al oficial y 20% al CCL) que compensa en buena medida la suba de las retenciones anunciadas, y que la mayor parte de las importaciones de bienes y servicios pasan a pagar una alícuota de impuesto PAÍS de 17,5%, encareciéndolas más que el dólar oficial.
Pero como en toda devaluación, la pregunta del millón es cuánto y cuán rápido se erosionará la competitividad externa ganada. La clave pasa por el ritmo de deslizamiento (crawling peg) del tipo de cambio oficial y la evolución del alza de precios. El anuncio del ajuste al 2% mensual del dólar oficial choca con una inflación que esperamos que promedie 25% mensual en el verano. Todo indica que las autoridades económicas van a tratar de moderar la pérdida de competitividad para evitar que se generen nuevas expectativas de devaluación, acelerando el ritmo del crawling peg a comienzos del 2024 para llegar con un TCR competitivo a la liquidación de la cosecha gruesa.
La mejora de las exportaciones netas, junto con el encarecimiento de las importaciones y la fuerte caída de la actividad que prevemos por las medidas de shock de la administración Milei, garantizan un abultado superávit comercial de bienes y servicios en 2024.
Pero esto no significa que el BCRA logrará acumular cuantiosas reservas el año entrante por varios motivos:
Hasta nuevo aviso, 20% de las exportaciones de bienes y servicios se liquidarán en el CCL lo cual ayudará a contener las cotizaciones financieras, pero no permitirá acumular tantas reservas (la alternativa sería que el Central acumule más divisas en el MULC al dólar oficial y luego venda una parte en el mercado financiero para contener al CCL, haciéndose de una ganancia en pesos al comprar divisas al oficial y venderlas al financiero.
El BCRA va a emitir deuda en dólares (BOPREAL) con un plazo de hasta 4 años y tasa de interés anual de hasta 5%, para las firmas que documenten su deuda comercial y quieran suscribir -en pesos- estos instrumentos sin bloquear el acceso al MULC para pagos de nuevas importaciones. Si el BCRA emite BOPREAL que vencen en 2024 -el ministro de Economía mencionó en una entrevista la posibilidad de emitir a seis meses-, la autoridad monetaria tendrá que destinar parte de las reservas acumuladas a cancelar deuda comercial absorbida a privados.
Es difícil que haya abultado financiamiento externo -léase ingreso neto de divisas por cuenta capital/financiera- para nuestro país, ya que los inversores van a esperar resultados en materia fiscal/externa antes de volver a comprar activos argentinos.
Fuente: El Economista