Tensiones comerciales
Incluso en el inicio de la luna de miel que supuso la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, estaba claro que Washington y Beijing estaban, como dice un refrán chino, «compartiendo cama pero soñando sueños diferentes».
Bill Clinton, el entonces presidente de Estados Unidos, celebró la entrada de China en la OMC porque «sacaba al gobierno [de Beijing] de vastas áreas de la vida de la gente» y promovía la reforma política. Jiang Zemin, el entonces líder chino, tenía una opinión diferente. Advirtió que el verdadero motivo de EE.UU. era «occidentalizar y dividir a los países socialistas».
Más de 20 años después, esa fricción inicial ha hecho metástasis. La OMC es rehén de las fuertes divisiones entre EE.UU. y China a medida que aumentan las fricciones comerciales entre China y Occidente.
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Mientras el organismo mundial del comercio se tambalea, China acelera sus esfuerzos para construir una arquitectura comercial alternativa, aislada de la influencia estadounidense y centrada en el mundo en desarrollo.
En este sentido, la principal estrategia de Beijing es capitalizar los lazos con el ‘sur global’ fomentados a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), un programa de inversión de u$s 1000 millones lanzado en 2013 que cuenta con más de 140 países de Asia, África, América latina y otros lugares.
La arquitectura en construcción gira en torno a una red de acuerdos de libre comercio (ALC) bilaterales y regionales centrados en China, que permiten comerciar con aranceles bajos al tiempo que fomentan los flujos de inversión directa, afirman funcionarios chinos y expertos en comercio.
Esta red -que actualmente incluye 28 países y territorios que absorben cerca del 40% de las exportaciones chinas- significa que si el mandato de la OMC de mantener el mundo abierto al comercio libre se desmorona, China dispondrá al menos de un sistema de respaldo parcial, añaden. Ninguno de los ALC de China incluye a EE.UU. o a países de la Unión Europea (UE).
«China pensó que necesitaba construir un sistema alternativo que sirviera a sus propios intereses», afirma Henry Gao, profesor de Derecho de la Singapore Management University y asesor de la OMC.
«Esta alternativa se basa principalmente en la BRI, hacia la que China está tratando progresivamente de desplazar sus exportaciones desde mercados tradicionales como EE.UU. y la UE», añade Gao.
Actualmente Beijing está negociando 10 ALC que supondrían alrededor de 4,3% de sus exportaciones mundiales
El empuje de China para proteger su comercio refleja su preocupación por el desgaste del sistema de comercio mundial post Segunda Guerra Mundial, una amenaza que se ha intensificado desde 2018, cuando el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, aplicó fuertes aranceles al comercio con China. Se calcula que el comercio mundial se redujo un 5% el año pasado, ya que el número de «medidas restrictivas del comercio» -que incluyen aranceles y otras medidas no arancelarias- aumentó significativamente, según la Unctad.
El principal viento en contra para el sistema de comercio mundial llegó en forma de colapso del sistema de resolución de disputas de la OMC desde 2019. La disfunción del órgano de apelación de la OMC -el máximo tribunal de apelaciones para el comercio mundial- ha supuesto que muchas disputas comerciales multimillonarias se queden en el limbo legal, lo que hace que el comercio sea más costoso y complicado.
La mayoría de los analistas no prevén escenarios drásticos como la desaparición de la OMC. Pero algunos afirman que los múltiples desafíos que enfrenta la organización -incluidos los elevados subsidios industriales en varios países comercialmente grandes y el establecimiento de arquitecturas paralelas de ALC como la que está construyendo China- podrían socavarla significativamente.
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«Las múltiples amenazas sugieren que el futuro de la OMC está lejos de estar asegurado, aunque sea improbable un colapso repentino o la salida de un actor crítico», escribió Mark Linscott, exrepresentante comercial adjunto de EE.UU., en un documento para el think tank Atlantic Council.
«Si [las políticas industriales] persisten, el estado de derecho de la OMC podría derrumbarse», añadió Linscott.
EL MAPA DE LOS ALC
La firma de ALC bilaterales y regionales es una prioridad de Xi Jinping. «China se esforzará por construir un entorno más abierto e inclusivo para el desarrollo», dijo Xi en un discurso el pasado septiembre. «China ampliará la red mundial de zonas de libre comercio de alto nivel», añadió.
Un funcionario chino, que declinó dar su nombre, lo expresa de forma más contundente. «China desempeña el papel principal en el libre comercio, mientras que EE.UU. y la UE son cada vez más proteccionistas», afirma el funcionario. «Tenemos que acelerar el número de acuerdos de libre comercio que firmamos y también asegurar la calidad de estos acuerdos para crear espacio suficiente para el desarrollo de China».
Los cálculos del Financial Times revelan avances significativos. Las exportaciones de mercancías de China a todos los países y territorios incluidos en su red de ALC representaron alrededor del 38% de sus exportaciones mundiales en los 12 meses transcurridos hasta finales de octubre del año pasado. Teniendo en cuenta que, durante este periodo, China, que es por lejos el mayor exportador mundial, envió unos u$s 3,43 billones a todo el mundo, su red de ALC absorbió aproximadamente u$s 1,3 billón de ese total.
Para poner en contexto la magnitud de los ALC, China exporta más a su red de ALC de lo que Países Bajos y Japón [cuarto y quinto mayores exportadores globales] enviaron a todo el mundo en 2022.
En términos generales, el comercio de China con los países de la BRI superó al de EE.UU., la UE y Japón juntos
El establecimiento del ecosistema de ALC de China cobró impulso después de que la crisis financiera de 2008 infundiera en Beijing un profundo sentimiento de ansiedad por la estabilidad de la economía mundial.
Al acuerdo entre China y Singapur de fines de 2008, le siguió en 2010 un ALC entre China y la ASEAN, con los 10 países que componen la agrupación económica del sudeste asiático. Pero fue después de que EE.UU. excluyera a China de las negociaciones para unirse a la Asociación Transpacífica, un gran acuerdo comercial multilateral que se firmó en 2016, que Beijing realmente puso en marcha su programa de ALC.
Su mayor éxito hasta ahora ha sido la negociación de la adhesión a la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) de 15 países, un enorme ALC regional que entró en vigor en 2022. Los miembros de la RCEP representan alrededor de un tercio del PBI mundial.
Pero Beijing no se conforma con la RCEP. Actualmente está negociando 10 ALC, sin incluir los que son actualizaciones de ALC ya en vigor, que supondrían alrededor de otro 4,3% de sus exportaciones mundiales, según cálculos del FT. Mientras tanto, también se están realizando estudios de viabilidad para otros ocho ALC que, de celebrarse, representarían aproximadamente otro 2,6% de las exportaciones chinas al mundo.
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A largo plazo, Beijing se centrará en orientar aún más su comercio hacia el mundo en desarrollo utilizando sus lazos con los más de 140 países cubiertos por la BRI y firmando ALC con ellos cuando sea posible, afirman los expertos chinos.
Esta tendencia ya está en marcha, afirma Gao, que añade que las exportaciones de China a los países miembros de la ASEAN -todos ellos incluidos en la BRI- superaron a las exportaciones a EE.UU. en el año que finalizó en octubre de 2023. En términos más generales, el comercio de China con los países de la BRI superó al de EE.UU., la UE y Japón juntos.
Michael Power, experto en mercados emergentes de la gestora de activos Ninety One, considera que el compromiso comercial de China con los países en desarrollo es una prueba de que el mundo se está inclinando hacia su eje. «China no sólo intenta crear un orden mundial alternativo. Lo está consiguiendo», afirma Power. «Muchos en Occidente no pueden calibrar el éxito que China está teniendo en el resto del mundo». «Mientras Occidente se desvincula de China, el resto del mundo se reorienta hacia China», añade.
Una muestra de los cambios en curso es el aumento de los flujos de inversión que siguen la topografía de los ALC chinos. La inversión directa china en Asean -que ascendió a u$s 15.400 millones en 2022 desde los u$s 9000 millones de 2019-, está ayudando a transformar el destino económico de la región, afirma Power.
Puntos neurálgicos de fabricación de alta tecnología como Penang (Malasia) para chips y Kalimantan (Indonesia) para autos eléctricos y baterías para autos eléctricos son sólo dos ejemplos de países de la ASEAN que ascienden en la escala tecnológica.
En gran medida, el acercamiento de China a los ALC sigue sus imperativos geopolíticos. Una prioridad es la propuesta de ALC con el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), una unión de los estados árabes Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Este ALC ha sido objeto de 10 rondas de negociación y, según funcionarios chinos en 2022, se encuentra en su «fase final y crítica».
El CCG representa un interés estratégico para China. El país no sólo exportó u$s 112.500 millones a la región entre octubre de 2022 y 2023, sino que también depende de los exportadores de combustibles fósiles para alrededor del 40% de sus importaciones de petróleo. Además, empresas tecnológicas chinas como Huawei, un gigante de las telecomunicaciones sancionado por EE.UU., han ayudado a instalar infraestructuras básicas en varios países del CCG.
«China no sólo intenta crear un orden mundial alternativo. Lo está consiguiendo», afirma Power
Otro blanco que China tiene en el punto de mira es el continente africano, afirman funcionarios chinos que no quisieron ser identificados. El establecimiento en 2018 del Acuerdo de Libre Comercio del Continente Africano (AfCFTA), que han firmado 54 países, crea una enorme oportunidad para China.
Aunque Beijing no ha manifestado su deseo de adherirse a la AfCFTA, la condición de China como mayor socio comercial nacional del continente ha impulsado una estrecha alineación con la agrupación. China financia la secretaría de la AfCFTA y, en 2021, el Ministerio de Comercio chino firmó un acuerdo para establecer un grupo de expertos en la AfCFTA para colaborar en cuestiones como el comercio digital, los procedimientos aduaneros, los derechos de propiedad intelectual y otros, según funcionarios chinos.
«Si las operaciones de la AfCFTA pueden alinearse con las normas y procedimientos de China, tanto África como China saldrán ganando», afirma un funcionario, que declinó ser identificado.
Tensiones comerciales
China no quiere ver la desaparición de la globalización, representada por la OMC. Al contrario, Beijing ha sido un claro beneficiario de la liberalización del comercio durante más de dos décadas, multiplicando por más de 10 su comercio total desde su adhesión a la OMC en 2001, superando ampliamente el promedio mundial.
Pero a pesar de todo el esfuerzo que Beijing ha dedicado a construir su arquitectura comercial alternativa, la actual escalada de fricciones comerciales tanto con EE.UU. como con la UE significa que China sigue gravemente expuesta al riesgo de que el comercio mundial retroceda aún más respecto a los niveles de 2023.
«La creciente red china de ALC bilaterales y la RCEP no pueden aislar eficazmente a China de las fricciones comerciales con EE.UU. y la UE», afirma Zongyuan Zoe Liu, experta del Consejo de Relaciones Exteriores, un think tank.
Fuente: El Cronista