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Economías regionales: generan exportaciones por US$7500 millones y dan empleo a 1,3 millones de personas

Las economías regionales son uno de los sectores que reaccionaron contra la suba de retenciones planteada por el gobierno de Javier Milei y, finalmente, lograron que el libertario aceptara no establecerlas en 35 productos. Con exportaciones totales por unos US$7500 millones en 2023, la recaudación extra que hubieran aportado de aplicarse las alícuotas propuestas rondaba entre US$600 millones y US$700 millones.

Son economías que emplean a alrededor de 1,3 millones de personas y uno de sus aportes críticos es que dan arraigo ya que ofrecen posibilidades de trabajo en regiones del interior del país donde no hay otras alternativas. Por sus localizaciones asumen costos extras de logística para llegar a los centros de consumo y hace tiempo que vienen reclamando por la “alta” presión impositiva.

En la Argentina no hay una definición exacta de “economía regional” (de hecho, abarcan alrededor de 17.000 posiciones arancelarias) y se las termina entendiendo como las producciones agrícolas y agroindustriales de las zonas extrapampeanas que van desde los clústers limonero y manisero a los cítricos pasando por los vinos, las aceitunas, el azúcar, el tabaco, la yerba, la miel, los cerdos, las ovejas y el algodón. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) las clasifica en 31 complejos.

El economista Lucas Dapena del Ieral de la Fundación Mediterránea admite que la devaluación colaboró con el sinceramiento del tipo de cambio y mejoró las condiciones exportadoras, además de dar un horizonte de una “simplificación o unificación” cambiaria. Pero enfatiza: “Aportan al desarrollo local, a un país más federal; son generadoras de empleo genuino. Vale la pena cuidarlas. No mueven el amperímetro desde lo impositivo recargándolas con retenciones, pero pueden provocar un problema socio económico silencioso y a eso hay que contemplarlo en este reordenamiento que se lleva adelante”.

Menciona que para que las cadenas de valor puedan explotar su potencial se requiere entre otras cuestiones, mejorar el aspecto logístico ya que “se hacen grandes distancias en camión que es más caro que el ferrocarril”.

Desde Came, Pablo Vernengo, coincide en que el tipo de cambio mejoró para los exportadores aunque hay que considerar que la mayor parte de la producción de estos complejos queda en el mercado interno por lo que hay luces amarillas frente a la caída del consumo que ya se viene registrando y la suba de costos internos como son los incrementos de los combustibles y las negociaciones paritarias.

De las diferentes reformas que propone Milei, señala que el fondo de cese de actividades -sigue el modelo de indemnizaciones que tiene el gremio de la construcción, la Uocra- le conviene al sector, en especial para los trabajadores temporarios.

Respecto de las retenciones, Vernengo subraya que no es el productor, en general, el que exporta y que “puede o no recibir el derrame”, aunque como punto de partida Came está en contra del impuesto. La misma posición tiene las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA); su presidente Carlos Castagnani ratifica que, conceptualmente, rechazan estas cargas, “las existentes y las que se proponen; son regresivas y constituyen un pésimo mensaje a la producción”.

“Se hace daño a actividades que impactan en el arraigo y el impacto en la recaudación es mínimo. Hace falta una revisión de lo que se impulsa; hay economías regionales que no aportarán ni US$5 millones de recaudación”, razona Castagni. Todas estas presiones, sumadas a las de los gobernadores, dieron resultados.

Los especialistas entienden que el primer problema es poner a las economías regionales en la misma categoría a producciones que son muy diferentes, muy heterogéneas. La mayoría no tiene relación entre sí; tienen estructuras de costos y modelos de producción y de comercialización diferentes. En cambio, sí tienen problemas parecidos, como son las distancias a los centros de consumo, los mayores costos tarifarios del interior y los inconvenientes de transporte.

Diferentes situaciones
La Argentina es el séptimo productor de maní del mundo y el primer exportador. El sector aporta unos US$1000 millones anuales entre todas las posiciones arancelarias; el 90% de lo que se cultiva va afuera ya que el consumo interno es muy bajo, 400 gramos por persona por año, frente por ejemplo a 4 kilos per cápita en Europa. Diego Bracco, vicepresidente de la Cámara Argentina del Maní, explica que con el programa “Maní para mí” buscan potenciar el consumo local.

“Somos una economía regional 100% circular; los restos de la producción los transformamos en comida de animal o en energía -añade-. Exportamos varios productos, no solo commodities, procesamos e industrializamos, estamos altamente tecnificados y profesionalizados. Con nuestros clientes ya discutimos huella de carbono porque calidad y certificación de origen ya están consolidadas”.

Los representantes del sector se reunieron con el ministro del Interior Guillermo Francos para precisarle todos los detalles del clúster y ratificarle que el 15% de retenciones que impulsa ponerle el gobierno los dejaba afuera del mercado: “Somos muy eficientes en el campo; producimos cada vez más y mejor pero cuando vamos al mundo, el diferencial de costo con la competencia es de US$200 por tonelada. Cada vez apostamos más al valor agregado para que no sea tan simple de reemplazarnos, pero las retenciones nos hacen quebrar”. También el gobernador cordobés, Martín Llaryora, hizo pública su posición en defensa del clúster.

El sector vitivinícola emplea, entre puestos directos e indirectos, a unas 400.000 personas y cultiva unas 200.000 hectáreas. El 2023 fue un muy mal año; los productores registraron la cosecha más baja en medio siglo por el impacto de las heladas tardías y, por la pérdida del poder adquisitivo, el mercado interno cayó 11%. El consumo local explica entre 70% y 75% de lo que comercializa.

Hubo una reducción “muy fuerte” de las exportaciones de vino embotellado, a granel y de mosto de uva, indica Mario González, presidente de Coviar. También hubo un claro impacto del tipo de cambio retrasado el año pasado. “Las retenciones del 8% que promueve el gobierno son una complicación más -alerta-. Esperamos una cosecha mejor para este año y hay excedentes de vinos pero estamos ante el riesgo de que vuelva el problema histórico del sobre stock”. También en este caso, las retenciones quedarán en 0%.

Insiste en que el país debe aprovechar la “gran posibilidad” que tienen los vinos argentinos en el mundo por su calidad, pero la carga impositiva le complica la competitividad a nivel de precios. El año pasado, se vendieron afuera US$820 millones y el plan diseñado por Coviar apunta a llegar al 2030 con US$1.400 millones.

En el caso del sector porcino, en el 2023 creció alrededor del 6% pese a la suba de costos impulsada por los granos (maíz y soja representan alrededor del 70% del costo de producción). La mejora estuvo dada por algunas inversiones nuevas y ampliaciones de criaderos, con las que se ganó eficiencia y productividad.

Daniel Fenoglio, presidente de la Federación Porcina Argentina, precisa que afrontan dos problemas fundamentales: pagan 21% de IVA de inversión y 10,5% de IVA de venta de los animales 10,5% . “El diferencial hace que nunca podamos recuperar, desmotiva la inversión y crecemos menos de lo que podríamos”, dice. El otro es que no hay créditos disponibles a tasas razonables.

Porcinos y olivos
Para porcinos la propuesta era subir las retenciones del 5% al 15% con lo que, señala Fenoglio, no se podrán mantener las exportaciones de 10.000 a 13.000 toneladas anuales que se vienen registrando. Quedarán en 0%, con lo que según el productor se podrán incrementar. “Llegamos a países de África como Costa de Marfil y Angola, pero hay mercados abiertos como China (en 2020 se enviaron 42.000 toneladas) y Singapur, pero con 15% es imposible”.

La producción de aceitunas y aceite de oliva es una de las que quedó afuera de la suba de retenciones. Este año registra una mejora el precio internacional del aceite producto de los dos años de sequía que lleva España, fijador de valor a nivel internacional. “El que tiene algo para vender se beneficiará -sostiene Julián Clusellas, titular de la Federación Olivícola Argentina-. En cambio, el precio de la aceituna de mesa está planchado”. El 70% de las aceitunas se vende afuera (principalmente a Brasil), mientras que de aceite son unas 23.000 toneladas (sobre una producción de 35.000).

La inquietud del sector está dada por la suba de tarifas eléctricas de los próximos meses (representan 30% de sus costos) y de los fertilizantes: “Si la energía eléctrica se incrementa como se plantea, es inviable”, resume Clusellas.

Preocupación por el pecán
El clúster de la nuez pecán es el último creado en las economías regionales; aúna a unos 200 productores de Entre Ríos (70%), Corrientes, Buenos Aires, Tucumán, Catamarca y Santa Fe. Nació hace una década y está integrado por todos los eslabones de la cadena; producen unas 3000 toneladas anuales (hay unas 10.000 hectáreas en el país); está en expansión y esperan alcanzar las 10.000 toneladas en 2028.

María Julieta Forissi, dueña del establecimiento Los Pecanes (Entre Ríos) pionero en el cultivo y agregado de valor de pecanes, fue promotora de la Cámara Argentina que reúne a los productores y que nació en 2004 y del clúster. “Estamos muy preocupados por la intención de que las retenciones pasen de 0% a 15% y no tenemos en claro, porque no nos lo dicen, sobre si sobre todos los productos o algunos”, comenta a LA NACION. Finalmente, quedarán en 0%.

A esa preocupación se agrega también la que genera la suba de costos internos como el combustible, las tarifas y los insumos, además de que siguen esperando la apertura del mercado chino. “Lo poco con valor agregado que se exporta -la mayor parte es pecán con cáscara va a Europa y Medio Oriente; China tiene barreras paraarancelarias”, explica.

Gabriela Origlia

La Nación