La balanza comercial argentina finalizará este año con un saldo positivo de entre u$s13.000 y u$s15.000 millones, uno de los resultados más altos de la última década junto con el obtenido en 2019. Sin embargo, el comercio exterior de la Argentina estuvo signado en 2020 por dos factores: uno exógeno e impredecible como lo es la pandemia del coronavirus, y el otro endógeno, signado por las políticas internas, como lo es la brecha cambiaria. Con el punto más alto alcanzado a mediados de octubre cuando el diferencial de cotización entre el dólar oficial y los paralelos se ubicó en el 150%, la brecha descerrajó las expectativas de devaluación lo que consecuentemente generó que se pospongan exportaciones a la espera de un tipo de cambio más alto y el adelantamiento de importaciones para aprovechar un dólar “barato”.
Cuando en plena corrida cambiaria se aceleró la brecha, los efectos se sintieron de inmediato sobre el comercio exterior argentino. En octubre, las ventas al exterior se desplomaron 21,6% en la comparación interanual, registrando la peor caída del año y casi duplicando al deterioro del 12,6% interanual acumulado entre enero y septiembre.
Al respecto, un informe de Ecolatina sostuvo que “la posposición de envíos externos a la espera de un tipo de cambio más elevado y el adelantamiento de las compras golpeó al superávit comercial, que pasó de crecer 40% interanual en el acumulado enero-agosto a caer 66% interanual en el bimestre septiembre-octubre”.
En ese sentido, en el acumulado de los 10 primeros meses del año, el superávit alcanza los u$s12.171 millones, un 8% más que en el mismo periodo de 2019, sin embargo, esta “buena noticia enciende algunas señales de alarma cuando se observa que el avance era de 40% interanual en el acumulado a agosto, contracara del retroceso de casi 66% interanual en el bimestre septiembre-octubre”, afirmó Ecolatina.
Además, en los 10 primeros meses del año las exportaciones acumulan u$s46.556 millones, un 13,5% menos que en 2019, y las importaciones alcanzan los u$s34.385 millones lo significa una caída del 19,3% interanual. En un contexto de la pandemia del coronavirus, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) espera una caída interanual del valor del comercio mundial de entre el 7% y el 9% en 2020, lo que evidencia que, en el caso argentino, el retroceso del comercio internacional está irradiado además por factores internos.
“La brecha cambiaria efectivamente es un perjuicio, y lo años cuando hubo mucha brecha cambiaria lo muestran, porque la exportación es muy afectada y crece mucho menos de lo que podría, contrario sensu se alienta al importador porque el dólar es barato, sin embargo como hay otras restricciones a las importaciones, no se dan los dólares y hay que pasar por las SIMI, entonces se ha mantenido el superávit cambiario que este año va a ser muy holgado, más de 10 mil millones pero que no es repetible porque además el superávit cambiario está influido por una enorme recesión que retrajo las importaciones argentina que van estar en el nivel más bajo desde el año 2009”, explicó Marcelo Elizondo, director de DNI Consultores, en diálogo con Ámbito.
La tristeza no es solo brasileña
En este escenario de las dificultades para el comercio exterior argentino, un dato refuerza un panorama incierto para el próximo año. En noviembre la balanza comercial entre Argentina y Brasil mostró un resultado negativo por séptimo mes consecutivo, con un déficit de u$s275 millones para la Argentina, el más alto desde junio 2018 con una caída del 22% en las exportaciones y un alza del 35% en las importaciones.
Según la consultora Abeceb, en 2020 la relación bilateral terminará con un déficit para nuestro país en torno a los u$s800 millones, con las exportaciones a Brasil que caerán un 25% a u$s7.788 millones, “lo que representaría una disminución similar a la de 2002 (-23,6%)”. En tanto que para 2021, estima que el déficit comercial se ampliará a u$s2.000 millones “producto de un mayor dinamismo en las importaciones (+34,6%) que en las exportaciones (+22,0%)”.
“El problema con Brasil es que estamos perdiendo acceso al mercado brasileño, a Brasil le exportamos el año pasado menos de 11.000 millones de dólares, cuando llegamos exportarles 18.000 millones en los años 2010, 2011 y 2012”, analizó Elizondo.
Proyecciones para 2021
El Gobierno asegura que las exportaciones son uno de los “motores” para darle impulso a la economía. Fortalecer el mercado interno y potenciar las ventas externas ya estaban en la hoja de ruta del Gobierno previa a la pandemia mundial del coronavirus. Ahora que desde la Casa Rosada intentan retomar el plan trazado en el inicio de la gestión, vale preguntarse por el comportamiento del comercio internacional de la Argentina.
A lo largo de la historia argentina los procesos (fallidos) de industrialización y valor agregado de la materia prima tuvieron más o menos vigor, pero nunca terminaron por consolidarse. Máxime en este Siglo XXI enmarcado en la tecnificación y la regionalización de la producción, la Argentina aún no ha logrado subirse al proceso de valor agregado y productos diferenciales a pesar de contar con estándares de capital humano de los mejores de la región. La falta de una política consistente a largo plazo y consecuentemente la falta de inversión impiden que nuestro país pueda convertirse en un jugador importante en el comercio internacional. En la Argentina la tasa de inversión ronda el 15% del PBI, y este año ha caído por debajo del 10% por la pandemia. En Latinoamérica el promedio de la tasa de inversión es 23%, en el mundo es mucho más que eso, con países asiáticos en los que randa el 30%. Prueba de ello es que en la actualidad la Argentina explica el 0,3% de las exportaciones mundiales, cuando hace 50% totalizaba el 0,8%.
“De los 200 países que hay en el mundo, la Argentina es uno de los 10 en el cual el comercio internacional en relación con el PBI es más bajo, tenemos un ratio de comercio internacional de menos del 30% del PBI; en el mundo el promedio es 60%. La Argentina tiene comercio internacional bajísimo. En lo que va del siglo XXI, desde 2000 hasta acá la Argentina es el segundo país de Latinoamérica con peor evolución de sus exportaciones, el peor es Venezuela, el segundo es Argentina”, ejemplificó Elizondo.
Luego de lo que será un desplome del 12% del PBI durante este año pandémico, el Gobierno proyecta una recuperación de la economía del 5%, y si bien algunos privados estiman que podría ser superior al 7%, lo cierto es que no compensará el 100% del retroceso en este 2020. En ese escenario, y si se tiene en cuenta que el 85% de lo que la Argentina importa de todas partes del mundo son bienes que se utilizan para la producción, se supone que el año próximo no habrá lugar para que las importaciones sigan en los niveles más bajos en una década.
Respecto al panorama de la balanza comercial para 2021, Elizondo explicó: “No es fácil predecir el año que viene porque depende de un montón de datos que no tenemos. Uno puede hacer un cálculo en función de cómo se comportan los factores de mercado pero en la Argentina el comercio exterior está influido por factores que no son de mercado, dependen de la arbitrariedad de los funcionarios”.
Por su parte, desde la consultora Analityca explicaron a Ámbito que “para el próximo año proyectamos una mejora en el resultado de la cuenta corriente, con un saldo positivo superior en u$s7.500 millones respecto a este año. Por un lado, la suba en el precio de los commodities y la recuperación del nivel de actividad en China y Brasil (8% y 3,5% respectivamente) aumentará en u$s9.000 millones las exportaciones versus 2020. Mientras que las importaciones se mantendrán constantes en aproximadamente u$s48.000 millones, porque si bien la economía tendrá una leve recuperación, durante 2020 tuvieron un salto que no se condijo con el nivel de actividad sino con las expectativas de una fuerte devaluación”.
Fuente: Ambito