Cuál es el valor de las usinas de pensamiento.

Las usinas o espacios de pensamiento orientado a la acción tienen importancia en el desarrollo de las relaciones comerciales internacionales de los países. Reflejan el vínculo entre la reflexión nutrida en la experiencia y en la acción concreta, para lograr efectividad y eficacia en la inserción internacional de países y empresas. Se basan en su capacidad para entender las realidades en base a la experiencia. Su valoración aumenta por la creciente complejidad y dinámica que tienen hoy las relaciones comerciales entre naciones.
 
No hay modelos únicos sobre cómo encarar el desarrollo de tales usinas en un país determinado. Pero se observan rasgos comunes en instituciones existentes. Dos son más destacables. El primero es la inclusión en sus agendas de debates y análisis, de cuestiones relevantes en las estrategias de inserción internacional. Y el segundo es el conectar sus agendas con las que desarrollan usinas similares en otros países, encarando incluso agendas comunes. La relevancia de las cuestiones privilegiadas, así como la densidad de las redes que se enhebren y la conectividad de las agendas, pueden hacer de tales redes un factor fundamental para la construcción de una interdependencia cooperativa entre países, por ejemplo de una misma región, especialmente en función de sus respectivas inserciones en el sistema internacional global.
 
También es posible observar elementos comunes en las metodologías de trabajo que emplean distintas usinas conectadas entre sí. Un elemento común, es el encarar sus agendas con la participación de múltiples protagonistas, que expresan diversidades en el plano de roles sociales, en el generacional y en el de visiones sobre las realidades.
 
Otro elemento es el concentrar el análisis en pocas cuestiones relevantes para la agenda internacional del momento y que, por su complejidad, requieran ser apreciadas en múltiples perspectivas disciplinarias. Y un tercer elemento común, es el de aportar ideas concretas y útiles en el plano de acciones que aborden cuestiones relevantes de la agenda internacional de un país o de un grupo de países.
 
Son conversatorios, muchas veces virtuales, entre protagonistas con distintos roles sociales (la reflexión y la acción), y con distintas visiones sobre cómo operar en las realidades. También tiene importancia la forma de encarar la conversación entre los participantes.
 
Las mejores reuniones son aquellas en las que la agenda contenga pocos módulos temáticos, un moderador que sea un verdadero provocador del debate, presentaciones iniciales cortas (lo ideal son unos diez minutos y, obvio, que sin lectura de textos escritos y, en lo posible, con pocos cuadros estadísticos) y luego un buen período de conversación con intervenciones bien cortas (lo ideal son unos tres minutos máximo) y con un protagonismo activo del moderador. Normalmente son reuniones que no requieren conclusiones formales. Las conclusiones las extrae cada participante en función de su respectiva agenda como especialista, analista o protagonista en las relaciones internacionales de su respectivo país.
 
Estas usinas pueden ser más eficaces en la medida que reúnan dos requisitos. Uno, es que quien esté en el plano de la acción gubernamental o empresarial, demuestre interés en recibir orientaciones de quienes están en el plano de la reflexión y de la experiencia.
 
El otro, es que quien esté en el plano del pensamiento esté predispuesto a colocarse en el lugar de quien está en el plano de la acción – o sea en «el campo de batalla» – y de plantearle sugerencias fundadas en experiencias que respondan a una hipotética pregunta de «cómo lo hago»..
 
Por: Félix Peña
Fuente: La Nación